El estado de cosas excepcionales
que afectan gravemente a un país entre las que se pudieran mencionar entre otras
cosas una catástrofe natural, invasión,
perturbación del orden, epidemias y brotes de enfermedades graves, determinan
que una nación enfrenta una emergencia nacional.
En Venezuela no ha sido una
catástrofe natural, ni la amenaza de una guerra externa o interna que no sea la
“guerra económica” inventada por el régimen para justificar la enorme
corrupción que lo corroe y el saqueo del erario público por parte de sus
integrantes. La catástrofe es ocasionada por una mafia que ha permitido el
contubernio entre ladrones, narcotraficantes, terroristas y extremistas
religiosos.
Desde hace más de dieciséis
años está mafia ha
violado flagrantemente el derecho de libertad personal y de expresión, la inviolabilidad del hogar y el derecho a
protestar pacíficamente de los venezolanos que se convirtieron en víctimas de
aves de rapiña que sumaran a las abultadas estadísticas de asesinatos a manos
de la descontrolada inseguridad los que podrían morirán por las medidas
impuestas por el régimen irresponsable e inepto en el caso de pacientes con
enfermedades crónicas.
La situación de Venezuela es un
hecho muy grave producido por el grupo de mercenarios que se han hecho adictos
al poder desde el que han generado una profunda tensión social en la que pretenden hacer de los venezolanos individuos dependientes de las
dadivas gubernamentales para arrodillarlos a sus aspiraciones de ser reyes con
súbditos.
La Emergencia Nacional que vive
el país debe ser atendida por los venezolanos unidos en objetivos que no deben
ser negociables, garantizar que se respeten sus derechos, que se restablezca el
clima de paz y seguridad ciudadana que el régimen ha arrebatado para mantenerlos en un clima de
zozobra y de miedo.
La decisión de Nicolás Maduro y
su camarilla de mantener a treinta millones de venezolanos atemorizados, irrespetados
y humillados imponiéndoles el día en el que pueden comprar alimentos y
medicinas, decidiendo por ellos lo que deben
adquirir y obligándolos a inscribir a
los seres queridos que padezcan enfermedades crónicas en el SIAMED dependerá de la decisión de los venezolanos
de decir YA BASTA.
Cnel (GN) Antonio Semprun
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