lunes, 27 de abril de 2015

SILENCIO DE LOS CORDEROS

Un hombre, cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. Cuando se le preguntó ¿cuántos alemanes eran realmente nazis?,
La respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo:
"Muy pocas personas eran nazis en verdad" dijo, "pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos. Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar pasar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado.  Mi familia lo perdió TODO. Terminé en un campo de concentración y los aliados destruyeron mis fábricas..."


Se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz. El hecho es que los fanáticos dominan el Islam, tanto en este momento como en la historia. Son los fanáticos los que marchan. Se trata de los fanáticos los que producen guerras. Se trata de los fanáticos los que sistemáticamente masacran cristianos o grupos tribales en África y se van adueñando gradualmente de todo el continente en una ola islámica. Estos fanáticos son los que ponen bombas, decapitan, asesinan. Son los fanáticos los que toman mezquita tras mezquita y queman iglesia tras iglesia. Se trata de los fanáticos los que celosamente difunden la lapidación y la horca de las víctimas de violación y los homosexuales. Se trata de los fanáticos los que enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas.

El hecho cuantificable y duro es que la mayoría pacífica, la "mayoría silenciosa" es intimidada e imperceptible.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el individuo japonés medio no era un belicista sádico. Sin embargo, Japón asesinó y masacró, en su camino hacia el sur de Asia Oriental, en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático, de 12 millones de civiles chinos, la mayoría muertos por espada, pala y bayoneta.

La Rusia comunista estaba compuesta de los rusos, que sólo querían vivir en paz. Sin embargo, los comunistas rusos fueron responsables del asesinato de cerca de 50 millones de personas. La mayoría pacífica era irrelevante.

La enorme población de China era también pacífica, pero los comunistas chinos, en la Larga Marcha de Mao y las posteriores represalias, lograron exterminar a la asombrosa cifra de 70 millones de personas.

Y, ¿quién puede olvidar Ruanda, que se derrumbó en una carnicería de varios millones?...¿Podría no ser dicho que la mayoría de los ruandeses eran amantes de la paz?

Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y contundentes. Sin embargo, a pesar de todos nuestros poderes de la razón, muchas veces perdemos el más básico y sencillo de los puntos:
Los musulmanes amantes de la paz se han hecho irrelevantes por su silencio. Los musulmanes amantes de la paz se convertirán en nuestro enemigo si no se pronuncian, porque al igual que mi amigo de Alemania, se despertarán un día y encontrarán que los fanáticos los poseen, y el fin de su mundo habrá comenzado.

Los alemanes, amantes de la paz, japoneses, chinos, rusos, ruandeses, serbios, afganos, iraquíes, palestinos, somalíes, nigerianos, argelinos, y muchos otros han muerto a causa de que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde.

En cuanto a nosotros, que somos espectadores ante los eventos en desarrollo, debemos prestar atención al único grupo que cuenta: los fanáticos que amenazan nuestra forma de vida.

Por último, cualquiera que dude de que la cuestión sea grave y elimina este mensaje sin reenviarlo, está contribuyendo a la pasividad que permite a los problemas expandirse. Por lo tanto, defiéndete un poco a ti mismo y envía esto una y otra vez!

(NOTA DE VLNCh.: Esta es la forma de invitar a los indiferentes y/o despreocupados, a reenviar estas comunicaciones, y no con los calificativos insultantes e inapropiados que, lejos
de incentivar a la divulgación, causan lo contrario y pasan a ser motivos de disgusto que  matan el deseo de hacerlo...Midamos nuestras expresiones...!!!)

Esperemos que miles de personas, en todo el mundo, lean y piensen sobre estos antecedentes y realidades, antes de que sea demasiado tarde.

Profesora Claude Benoit
    Facultad de Filología
    Departamento de Filología francesa
    Blasco Ibáñez 32

    46010 - Valencia - España

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