Todos los estudiosos que se han dedicado a abordar con profundidad el
problema, han comprobado que tal guerra económica no existe, y que las penurias
por las que pasamos son, sencillamente, responsabilidad, culpa -para decirlo
con una palabra más dura y coloquial,- del propio gobierno.
Ayer ya llamábamos la atención sobre las declaraciones de Aristóbulo
Istúriz, advirtiendo que la guerra económica recrudecería. Y ayer, tan pronto
llegó, el Presidente insistió también en el tema. Saben muy bien en el alto
gobierno que lo que viene es duro, que lo que viene es harto difícil. Pero el
gobierno, como de costumbre, lejos de enfrentar con valor y responsabilidad el
caos que él mismo causó, insiste tozudamente en el tema de la guerra económica
y en ese enemigo que hay que pulverizar. El enemigo es el empresario privado.
Dijo textualmente el presidente: “Ya basta de tanta reunidera (con el sector
privado). Los convocamos, hablamos, ponen sus caritas de corderitos y se van
como unos lobos a meter la puñalada contra el pueblo”.
Una excusa absolutamente manipuladora. ¿Qué pretende el señor Maduro, y
qué pretende su gente cuando se reúnen con el sector empresarial? Pretenden que
los empresarios, mansa y obsecuentemente, y salgan de esas reuniones diciendo:
sí, sí señor, como no, a la hora que usted quiera, señor. Y, dado que la gran
mayoría los ministros son militares, hasta parándose firme quizás.
El Nacional reseña el caso del Ministro Berroterán, de Agricultura,
quien excluye de una reunión a los productores de cacao tradicionales, los que
tienen meses esperando permisos de exportación para cumplir con sus compradores
en el exterior. Pero el ministro, vaya usted a saber por qué, estos productores
no le interesan para nada. Se reúne con el sector de la carne, y suelta esta
perla: “Mientras más controles haya más eficiencia”. Exactamente lo contrario
de lo que aconsejan la economía y el sentido común. Un señor como Berroterán,
pues, hace méritos suficientes para ser Ministro del Presidente Maduro.
Para concluir, reparemos en la gran sentencia que ayer lanzó el
Presidente: “Vengo dispuesto a radicalizar la revolución contra todos los que
la sabotean en lo económico. Pido a los ministros mano dura y a los poderes del
estado también” Y lo más delicado: “El que no pueda sostener su actividad
económica que se vaya, y el que encontremos en conspiración irá a la cárcel.
Sabotaje permanente”.
A ver, ¿se va a radicalizar el presidente contra los que lo “sabotean”
en lo económico? Pero si aquí el único
que sabotea es el propio gobierno. Y a los ministros les pide mano dura. Y la
frase crucial: “El que no pueda sostener su actividad económica que se vaya”.
¿Qué tal si nos vamos sincerando? ¿No es eso lo que usted en el fondo
quiere, Presidente: que se vayan todos?
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