En las últimas semanas parece que
hay un despertar internacional sobre la difícil situación venezolana. No
solamente preocupa la derruida situación económica nacional con sus terribles
consecuencias de empobrecimiento y penurias de una población que no ve salidas
a la crisis. Antes bien, como los señalan los sondeos de opinión, la esperanza
de una vida mejor, en un clima de tranquilidad, paz social y desarrollo se
esfuman con el correr de los días. Mientras unos pocos validos integrantes de
la macolla oficialista disfrutan de las mieles de un poder sin límites, el
resto de los mortales tiene que calarse la escasez, las colas y las carencias
de todo tipo.
La materia de derechos humanos
cobra singular importancia. No solamente por el cacareado decreto Obama (en el
cual se sanciona a algunos funcionarios del régimen), que Maduro ha utilizado
hábilmente para tratar de esconder la grave crisis venezolana, apelando a un
nacionalismo que le permita recuperar algo de su alicaída popularidad, sino
también por la circunstancia de que se han levantado importantes voces fuera de
nuestras fronteras solicitando la liberación de los presos políticos entre los
que destacan por su connotación Leopoldo López y Antonio Ledezma, entre otros.
Cada día se desvela el talante
autoritario y represivo del régimen en distintas instancias y organismos
internacionales. Como muestra de ello está la iniciativa de Felipe González
que, aun cuando Maduro trate de descalificarlo como vocero de primera línea,
goza de un gran prestigio en el mundo de la socialdemocracia, de la cual, por
cierto, es uno de sus principales exponentes. Venezuela, junto a Cuba y Estados
Unidos, serán el centro de atención en la Cumbre de las Américas que se celebra
actualmente en Panamá. Por un lado el deshielo de las relaciones Cuba-Estados
Unidos y, por el otro, el enfrentamiento Maduro-Obama, por el mencionado
decreto sancionatorio y la recolección de más de 8 millones (?) de firmas
“voluntarias” por los representantes de la revolución bolivariana. En todo
caso, Obama está en el ojo del huracán y veremos cómo se las arregla para
sortear ambos retos, aun cuando sabemos de sobra lo acartonadas que son estas
cumbres que, por lo general, llevan todos los temas cocinados.
Pero, lo sí que llama mi atención
son dos hechos inéditos que han ocurrido y que el gobierno ha tratado de
minimizar o pasar por alto. Uno, la fuerte declaración del canciller uruguayo,
Rodolfo Nin, sobre el respeto de los derechos humanos en nuestra tierra. Nin
Novoa fue claro al destacar la preocupación de su gobierno al parangonar la
situación venezolana con la de la última dictadura uruguaya. Textualmente
acotó: “Sobre todo para un país (Uruguay) que vivió las mismas condiciones que
están viviendo parte de los venezolanos ahora, hace (...) más de 30 años...”.
Otro caso muy relevante por sus consecuencias es el apoyo del Caricom a Guyana
por la concesión entregada a la Exxon Mobil para la exploración y explotación
petrolera en la zona en reclamación del Esequibo. La respuesta de la
Cancillería venezolana ha sido muy blandengue al limitarse a expresar que es
una intromisión de la transnacional petrolera, como si Guyana no tuviera
ninguna responsabilidad. Uruguay y el Caricom (15 miembros plenos más 5
asociados que votan en la OEA) siempre han apoyado a Venezuela. ¿Qué estará
pasando?...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.
@Mivzlaheroica