Pensé escribir hoy sobre la
Cumbre de las Américas. Iba a titular mi artículo: “¿La cumbre de las rameras?”
Claro. De algunas. Pero frustre mi intención, pues lo que hoy escribo es más
importante. De hecho, es lo que más importa. Lo primero.
Así como al loco le colocan la
camisa de fuerza cuando le da un episodio violento, irracional, así la
constitución política de una nación es la camisa de fuerza para que el poder se
mantenga racional. No puede permitirse ni tolerarse un poder irracional, como
el de la tiranía roja, en Venezuela, que actúa cual loco agresivo cuyos
episodios incrementan.
Si me dieran la agenda de la
cumbre en blanco, y dándome una pluma, me dijeran: “¿Cuál es el primer punto,
el más importante que pondrías en esta agenda de la cumbre? ¡Escribe!”; la
tomaría en mi mano derecha y escribiría: “La vuelta a la razón en
Latinoamérica”. Y lo haría entre signos de exclamación. En imperativo.
El verdadero proyecto de Chávez
et al., era el del Foro de Sao Paulo. Un proyecto de la toma del poder racional
para transitar la metamorfosis al poder irracional. Al totalitarismo, adaptado
a esta época globalizada. Un proyecto que asalta la razón y anula la libertad.
Esto es, un proyecto inhumano.
Vinculados de hecho y de derecho
al terrorismo, al fundamentalismo y a todo lo que hoy se constituye en la
disidencia global en contra de la razón, el debate y la acción internacional
pasa por reconocer este hecho como punto de partida, para entonces, y solo
entonces, ver cómo es que vamos a lograr la vuelta a la razón.
2.016, así lo bautizo desde ya,
es el año de la vuelta a la razón. Trabajaremos para tenga consecuencias
cósmicas en lo humano. 2.016. 2.400 años de razón. 2.400 años de Aristóteles.
2.400 años de política y de negación de la despótica. 2.400 años de
racionalidad y libertad. De los bienes humanos: conocimiento, racionalidad
práctica (phronesis), amistad, sociabilidad, familia, trabajo, religión, arte…
¡Paideia! De justicia política.
Los venezolanos hemos de
adelantarnos y reivindicar a la razón desde ya. Nuestra paideia (cultura) está
muy golpeada. Solo fortaleciendo nuestro conocimiento y cultura prevaleceremos
sobre lo irracional y reconquistaremos la civilidad, el derecho, la paz.
Votar racionalmente, actuar en
uso de la razón, ¡pensar!, hablar con la cabeza y el corazón y no con las
vísceras y el órgano sexual. Terminar de abandonar la intriga para convertirnos
en constructores de cambio al rescate de la verdad, el bien y la justicia.
¡Razón y libertad!
Por Mario G. Massone
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