Que el pueblo llano no se haya
dado cuenta aún es más bien lógico, pero que las élites llamadas “cultas”
tampoco lo entiendan es de una gravedad inusitada: estamos al borde de
desencadenar la disolución del Estado venezolano y todavía hay quienes se creen
en el derecho de “poseer” su dirección política, como si se trata solo de
“repartir” la renta petrolera menguada con sus actuales comensales u otros
distintos, o con otros beneficiarios, bien sean emergentes o revanchistas del
pasado, desalojados de sus enormes privilegios a inicios de este siglo.
Perdóneseme antes que nada el
abuso de meter entre los “cultos” a la masa de indigentes intelectuales de la
llamada izquierda que pulula entre los beneficiarios de este régimen en pleno
colapso y que fueron “formados” en su mayoría en las universidades autónomas e
institutos militares en las últimas décadas, donde se cuentan por decenas los
exministros chavistas.
EL territorio de esta república
nuestra, aunque semeje la piel de zapa encogida por la idiotez de sus gobernantes
en los casi dos siglos de nuestra existencia separada de la Gran Colombia y del
imperio español, puede ser objeto, en cuestión de muy pocos años y cuidado si
de pocos meses, de un conflicto de rapiñas de efectos demoledores , por haber
cohonestado, nuestras FFAA, bajo sus propias narices y hasta presenciándolo
impasibles, el descuartizamiento de nuestra base territorial, que nos funda
como nación y Estado independiente.
Los altos mandos de las FFAA de
forma absolutamente inequívoca se han comportado como sujetos cómplices
infraganti del crimen de lesa patria, abandonándola a su peor suerte.
Si aún hay paniaguados llenos de
medallas en su uniforme, que suenan como un “chineco” navideño al caminar,
hechos con chapitas de mayor utilidad que esas condecoraciones, más les
convendría pedir la baja ante la certeza que serán llevados a la aventura de
mayor sinrazón de toda su vida, si es que pretendieran ser usados en la
“defensa” del estado chavista que hace de proconsulado cubano.
Al hecho repugnante de ver
perdido nuestro control soberano sobre vastos territorios de los estados de
fronteras, hoy bajo dominio de las FARC, por decisión del “comandante eterno”
que auspició o celestineó esa usurpación, ahora se suma al demencial control de
las bandas paramilitares rojas llamadas “colectivos revolucionarios” que están
todos siendo sometidos a sangre y fuego, a la autoridad ilegal de Freddy Bernal
como “delegado oficial” de Maduro y Cilia Flores para esos menesteres.
Los “colectivos” de varias
ciudades, así como ocurre con los Frentes de las FARC y partidas de bandoleros
del ELN y paramilitares, están asumiendo el control territorial a espaldas o
mejor dicho a expensas por exclusión de la autoridad del Estado. Es esta la
primera fase de la disolución territorial, luego obligadamente sobrevendrá la
presencia de tropas “amigas” o “enemigas” según sea la ubicación ideológica que
se atine a adoptar… y ya estaríamos entonces a punto de presenciar el colapso
histórico de la base territorial que daba realidad a nuestro Estado venezolano.
El cáncer político de Chavismo y
su metástasis masiva representada en el madurismo-diosdadismo está a punto de
hacerse visible ante el pueblo común que los padece pero aún no ante sus
beneficiarios: las élites de ambos bandos que les han prohijado o alcahueteado,
hasta llegar a esta pavorosa situación donde aquello que se llamaba el Estado
Venezolano será convertido en un guiñapo, en jirones en manos de pandillas,
bajo garras de “perros de la guerra” de mafias narco-traficantes.
ESTA ES LA HERENCIA DE CHAVEZ y
de sus hijos malvados, que simulan idiotez, lo que nada les cuesta por serlo
también para acometer, solo por ambición de latrocinios gigantescos, esta
asquerosa tarea de ejercer como mandamases a la fuerza de este proceso de caos
y disolución nacional solo amparados en la docilidad y cabronería de los altos
mandos militares que son parte indisoluble de esas mismas elites del caos,
encorbatados o uniformados.
¿Cuál es el límite jóvenes
oficiales y soldados? ¿Cuántas fosas comunes deberán llenarse por decisión de
sus oficiales superiores para que entiendan que aquello que separa a una nación
de bárbaros de una civilizada es la convivencia dentro y sobre un territorio
común, amparadas por la aplicación de leyes emanadas de una autoridad legítima?
Por Alberto Franceschi G
Desde el exilio: 29 de Marzo de
2015
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