La crisis desatada con motivo de
las sanciones que los Estados Unidos le impusieron a siete esbirros del régimen
de Maduro, ha seguido provocando réplicas. No podía ser menos, cuando el propio
Fidel Castro, silencioso en estos últimos meses, ha resurgido desde ultratumba,
a través de una bien cargada carta en apoyo a Nicolás Maduro. Misiva publicada,
claro está por Granma.
Casi que como un acto reflejo,
del marketing cubano, el régimen venezolano por su parte, publicó ésta misma
semana su propia carta en el New York Times, horas antes de la apertura de la
cumbre de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) . Una página entera,
rechazando las acusaciones de Barack Obama, para quien y con sobradas razones,
Venezuela representa una amenaza para los EE.UU.
Mientras se han multiplicado, las
iniciativas para denunciar la supuesta injerencia norteamericana. Los países
miembros del ALBA de forma unánime le otorgaron su apoyo al régimen de Caracas.
Al tiempo que, rechazaron las acusaciones de Obama y lanzaron un llamado al
diálogo entre ambos gobiernos y pidieron
se levantaran las medidas contra funcionarios venezolanos culpables de
violaciones de los Derechos Humanos.
Unos llamados, que solo han
tenido como consecuencia, que ciertos representantes norteamericanos, hayan
profundizado aún más en las acusaciones contra el régimen de Maduro.
Particularmente los miembros de la sub-comisión de asuntos exteriores del
Senado de EE.UU. de donde sobresale Marco Rubio, quien de nuevo habló de una
situación muy preocupante por la que atraviesa Venezuela, agobiada por una
profunda crisis política y social, además de denunciar la injerencia cubana en
prácticamente todos los ámbitos de la administración venezolana
Pero quien, sin sorpresa, subió
al máximo el tono en la confrontación fue Fidel Castro, al señalar que las
fuerzas armadas venezolanas son de lejos las mejor preparadas y equipadas de
América Latina.
Ciertamente no es sólo retórica
castrista. El Teniente Coronel Chávez, entre el año 1999 y el 2006 aumentó en
555% la importación de armas, según lo señala un estudio del Instituto
Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo. Una carrera armamentista
que continuó hasta el 2012 con la adquisición a Rusia de tanques, sistemas
antimisiles, helicópteros, aviones de caza, vehículos blindados y todo tipo de
municiones. Tendencia que no ha disminuido desde que llegó Maduro al poder. El
gasto astronómico en armas, en un país en el que falta de todo y las colas en
los supermercados son interminables y los productos básicos brillan por su
ausencia.
Un muy triste destino el de una
nación convertida en el terreno de confrontación, de ese largo pulso
geoestratégico entre Washington y La Habana. Una suerte de franquicia, a través
de la cual los hermanos Castro mantienen su discurso antiimperialista, hoy
impedidos, de ejercerlo ellos mismos, en razón de los avanzados acuerdos
económicos con Washington.
Por: Luis De Lion
@ldelion/luisdelion@gmail.com
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