El camino está allí, pero
requiere ser transitado por hombres honrados que amen a Venezuela, y estén
dispuestos a luchar por ella
El estado actual de nuestro país
no puede estar en peores condiciones.
Un gobierno incapaz de resolver
los problemas que afectan a la totalidad de la población.
Una oposición que no es capaz de
sanar eficazmente sus diferencias y que por lo tanto no logra ser creíble como
una alternativa certera.
Una corrupción que se ha convertido
en un cáncer que corroe las bases morales mismas de nuestra sociedad.
Un militarismo expansivo
controlador de prácticamente todas las actividades económicas del país.
Una sociedad civil que hace lo
imposible para sobrevivir y que espera, desesperadamente, algo o alguien que dé
una respuesta válida y efectiva para resolver el deterioro de las condiciones
de vida de los venezolanos.
Pero, más allá de estas
realidades, siempre existe, aunque hoy no sea visible, una opción que permita
reconstruir a esta nación invertebrada. No se puede, ni se debe dudar que,
aunque soterradas, existen reservas morales en todos los sectores del país que
pueden emerger y hacerse cargo, de una u otra manera, de la necesaria
transición que requiere Venezuela para recuperar la cordura y la creación de
instituciones sanas que permitan transitar por el camino de una sólida
recuperación.
El camino está allí, pero
requiere ser transitado por hombres honrados que amen a Venezuela, y estén
dispuestos a luchar por ella.
Editorial analitica.com publicado
11/02/2015
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