Cuando a un paciente lo
“deconectan”es porque ya su deceso es cuestión de horas. Cuando un régimen
comienza a reprimir salvajemente a sus presos, cuando su alto mando militar
sale todito en foto diciendo que ellos son incondicionales del sátrapa, cuando
sus expertos en finanzas están obligados a devaluar de nuevo la moneda, esta
vez en un 70%, puede usted estar seguro de que se acerca su final.
Las amenazas de expropiar
empresas españolas por parte de un Maduro sin control y su anuncio de que
pronto procederá a capturar un funcionario de la embajada de los Estados
Unidos, ponen de manifiesto la cercanía de su colapso. Ningún régimen osaría
desafiar tan groseramente a dos naciones poderosas y civilizadas, a menos que
esté jugándose la desesperada carta del martirio. Con ella siempre podrán decir
que “los sacaron”, no que ellos fracasaron.
Añádale usted lo que anunciaba
hace unos días, de manera capachera, el indiciado como capo de la droga,
Diosdado Cabello, sobre el corte de petróleo a los Estados Unidos y se dará
cuenta de que este par de fanfarrones están tirando sus últimos tiritos. Ignora
Cabello que los Estados Unidos está nadando en petróleo y que nos está
vendiendo gasolina y diésel, no nosotros a ellos.
La revelación de un depósito de
unos 12.000 millones de dólares hecho clandestinamente en un banco suizo por
dos funcionarios del corrupto régimen, Alejandro Andrade y el actual ministro
de finanzas, dinero que no gana intereses por la naturaleza secreta, poco
ortodoxa del depósito, representa un crimen tan grande que hasta los
venezolanos más indiferentes se habrán convencido ya del carácter hamponil del
régimen. Ese depósito es mayor a las reservas internacionales líquidas del país
y nadie, sino los hampones del régimen, sabían de su existencia.
La versión del “golpe” del
Tucano, probable producto de la esclerosis cerebral de José V. Rangel, ha
resultado tan absurda que ni ellos mismos se la creen.
Esta vez Maduro y Cabello han ido
demasiado lejos, al retar abiertamente a grandes naciones. El derrumbe tiene
que estar muy cerca cuando hasta el Secretario General de la OEA, José M.
Insulza, se les ha volteado y dice que la crisis de Venezuela es insoportable,
abandonando el barco, eso sí, provisto del salvavidas talla XXL que le
proporciona su jubilación millonaria. Cuando el único candidato a defenderlos
es un sujeto de turbios antecedentes llamado Ernesto Samper, quien no puede
entrar a los Estados Unidos por su relación con el narco tráfico, el colapso definitivo
no puede estar muy lejos. Cuando ya se dice abiertamente que el difunto no
murió en Marzo sino en el anterior Diciembre y que los decretos aparecidos
después de su muerte son fraudulentos, se evidencia que el castillo de naipes
se viene abajo. Estamos ya ante un gobierno forajido.
No hay régimen que pueda
sobrevivir a la andanada de fraudes, crímenes, abusos, manipulaciones
financieras, mentiras y amenazas necias como la que nos han brindado Cabello y
Maduro. Está hoy como toro recostado de la barrera, listo para el des- cabello.
Por el camino que van, este par
de próceres de la revolución van a terminar como Manuel Noriega, vestidos a
rayas en alguna cárcel extranjera. Porque si se atreven a expropiar empresas
españolas para afianzar a sus asalariados de PODEMOS, o si tienen la osadía de
apresar a un diplomático de la embajada de los Estados Unidos, en horas serían
sacados del país esposados, como le sucedió a Noriega. Y esto ocurrirá ante el
silencio del liderazgo político de América Latina, por aquello de que en peleas
de burros no se meten los pollinos. Este liderazgo, pragmático y cobarde,
asistirá al espectáculo en silencio, el mismo silencio que mantuvo por años
ante los abusos, la corrupción y la violación de la carta democrática interamericana
por parte de la satrapía revolucionaria.
La mesa está servida.
Por: Gustavo Coronel
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