"Dos
cosas me sorprenden: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres" Flora Tristán
El pasado 12 de
febrero, con la excusa de la celebración del día de la juventud, Nicolás Maduro
Moros, rodeado de la cúpula chavista, eso que llaman de manera altisonante el "Alto
Mando Político de la Revolución", un grupete oficioso sin soporte
institucional o legal, carente de autoridad pero que pretende mandar sobre
civiles y militares, entre otras vaciedades denunció un supuesto golpe con
sazón de magnicidio a ser ejecutado por oficiales de la Fuerza Aérea
Venezolana, a los cuales no tuvo el coraje de mencionar, ni por sus nombres ni
por sus grados, involucrando así a todo ese componente de nuestras FAN.
Una
actitud absolutamente irresponsable y cobarde por parte una autoridad blindada con
esbirros y guardaespaldas, segura de su impunidad armada. Lo curioso de esta
puesta en escena, es que todos los actores del reparto principal se mostraron
ataviados con chaquetas y gorritas pintadas con los colores de la bandera
nacional, quizás por tratarse de un acto celebrado en vísperas de los
carnavales por iniciarse. Un vestuario que asemeja, quizás a manera de disfraz,
a la criolla "guacamaya bandera", ese pajarraco que según la
"Guía de las Aves de Venezuela" del venezolano William H. Phelps, Jr.
(Maturín, 1902 - Caracas, 1988), se clasifica como "Ara Macao" y se particulariza entre las aves nacionales
de pico curvo en proferir gritos ininteligibles, con y sin motivo, y no ser
capaz de articular palabras con coherencia. No obstante, en esa grotesca y
ridícula comedia, además de las irresponsables denuncias de una fábula de
actores anónimos, utilizando aviones de guerra alquilados, según se confesó
después para consternación de la audiencia, Maduro, llamó a violencia callejera
de los colectivos y demás partidarios del régimen sin reparar en las
consecuencias que ello podría traer a la ciudadanía. En su condición de
usurpador de la presidencia, y hasta como jefe del partido oficial, lo que le
correspondía era llamar a la calma y a la serenidad, máxime si la supuesta asonada
había sido conjurada a tiempo y evitado el vuelo mortífero de los tucanes.
La
particularidad de este nuevo golpe, aderezado de magnicidio, a ser ejecutado
por uno o varios aviones -Maduro primero habló de uno y luego de varios, para
confirmar lo fabulado de la especie- del tipo "Tucano" (tucán en
portugués), nave adquirida a Brasil, concretamente a la empresa Embraer, en dos
modelos, uno de adiestramiento y otro armado, es que, por propia confesión del
actor principal de la comedia, todos están inactivos, como tantos equipos del
gobierno, por lo que el atentado se ejecutaría mediante uno alquilado que
vendría desde el exterior, en particular de las Antillas Neerlandesas o de Colombia,
impunemente y a pesar de la flamante FAV que destruye aviones del
narcotráfico...en tierra ¡Una cómica!
Sin embargo, en
ese teatro representado por el conjunto de "guacamayas bandera",
donde se denunció una conjura de oficiales activos de nuestras FAV, con la
intención de ejecutar ataques mediante el uso de aviones militares, se destacó la ausencia del Ministro de la
Defensa, del comandante de la Fuerza Aérea, el componente del cual sus miembros
estaban siendo acusados públicamente, y del Alto Mando Militar, que avalaran la
asonada en cuestión; ante esta pifia de repercusiones institucionales, se
ordenó que los ausentes salieran cuanto antes a justificar y respaldar el
disparate de Nicolás Maduro y su "alto mando político de la revolución".
Había que recomponer la torta de las guacamayas y se recurrió a los verdes, a
la cúpula de los verdes, y el asunto resultó peor.
La "Guía de
las Aves de Venezuela" de Phelps, antes citada, trae la imagen y
descripción de un loro muy verde, llamado "Loro Burrón" y lo describe
como el "Amazona más grande, carece
de características positivas." -lámina 8, Guacamayas y Loros grandes-,
y esos representaban a los 18 generales que aparecieron el día siguiente del
show de Maduro, encabezados por el general Padrino López, quien en su alocución
confesó cosas muy interesantes a la vez que muy graves.
El espectáculo
del ministro Padrino y su combo del alto mando militar, 17 generales vestidos
de verde-verde, y uno de verde descolorido, sombrero y arma al cinto, cual
sheriff de la partida -quizás un Loro
cacique, W.H. Phelps, opus cit.- el mediodía tarde del 13 de febrero,
resultó la guinda (roja) de la torta chavista sobre el golpe con tucanos. Nadie
había creído la conspiración denunciada por las guacamayas; nadie se había
alarmado otra vez en esta nueva era chavista; todo eran burlas y chistes por la
asonada develada: han sido tantos los magnicidios frustrados, las
conspiraciones desde adentro y afuera de nuestras fronteras, las arteras
maniobras de miembros de la CIA, el Mossad, los paramilitares colombianos,
Uribe, etc. que este de los tucanos se lo tomó el pueblo como un simple amago
de arrebato de un celular; por lo que, la alocución de Padrino, leída, y
seguramente escrita por algún comisario-publicista del G-2 cubano, resultó el
colmo de la burla y la síntesis de la ridiculez. Su referencia a la unidad
monolítica de las FAN no la oía desde mi adolescencia cuando los estertores del
dictador, general también, Marcos Pérez Jiménez ante el desafío de los
comandantes Hugo Trejo y Martín Parada aquel 1° de enero de 1958, clarín del
honor militar que sonara con orgullo la madrugada del 23 de enero siguiente
desde la entonces Escuela Militar. Esa advertencia a la "unidad" me
sonó a silbido largo en paseo de cementerio, a apechugo balsámico contra el
miedo que nace de la conciencia cómplice de traición a la patria.
En su tarea
leída, Padrino incurrió en algunos detalles como el llamar sólo
"profesionales" a los supuestos conjurados; profesionales somos
muchos, dentro y fuera del mundo militar. Profesionales somos los abogados,
médicos, ingenieros, arquitectos; coloquialmente así se denominan los egresados
de estudios superiores, incluyendo ahora los licenciados en artes y ciencias
militares ¿Por qué no se atrevió a llamar los siete conjurados, supuestamente
señalados por el teniente Cabello en su intento de sapeo, como oficiales militares?
¿No son oficiales militares los miembros de nuestra fuerza aérea militar? ¿Pretendió
minimizar la torpeza de Maduro, su "comandante en jefe"? Quién sabe,
quién sabe qué pasa, y quién sabe qué pasará.
Además Padrino
mintió, mintió cuando afirmó -o le hizo afirmar el cubano que le redactó el
discurso- que el llamado plan de la patria es una ley. No es tal, y así alguien
piadosamente debe explicárselo. No pasa de ser un acuerdo parlamentario, como
el de duelo cuando murió Chávez o la felicitación a un deportista. Una ley,
para ser constitucionalmente considerada como tal, tiene que ser
producto de un proceso claramente establecido en la Sección Cuarta, Capítulo I,
Título V de la Constitución Nacional, artículos 202 a 218, particularmente lo
dispuesto en su artículo 207: "Para
convertirse en ley todo proyecto recibirá dos discusiones, en días diferentes, siguiendo las reglas establecidas por esta
Constitución y en los reglamentos respectivos. Aprobado el proyecto, el
Presidente o Presidenta (SIC) de la Asamblea Nacional declarará sancionada la
ley". Y nada de esto se hizo con ese adefesio que llaman plan de la
patria. Es grave y vergonzoso que un ministro de la defensa no sepa esto o que,
a conciencia, mienta.
Pero lo peor no
fueron estas torpezas sino su llamado a "la
construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI." El envío de su
"saludo...profundamente chavista a
los soldados y soldadas (SIC)..." Para cerrar con consignas netamente
partidistas, en violación a lo dispuesto expresamente en el artículo 328
constitucional: "La Fuerza Armada
Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin
militancia política...(omissis y subrayado nuestro)"; y concluir
en dos burdas violaciones al artículo 330 constitucional: "Los integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de
actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les
esté permitido optar a cargo de elección
popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo
político" , cuando dirigió el coro de su alto mando con las consignas: "¡Chávez
vive! ¡La patria sigue!" e "¡Independencia
y patria socialista!" No sé si estos actos constituyen faltas a la luz
de lo previsto en el Reglamento de castigos Disciplinarios No. 6, en particular
lo previsto en su artículo 1°: "El
militar en servicio activo estará obligado a obedecer las órdenes de sus
superiores en todo lo relativo al servicio y a cumplir estrictamente lo
prescrito en las Leyes y Reglamentos del Ejército y de la Armada",
pero indudablemente son una violación a la constitución y ha incurrido,
conjuntamente con su coro de 17 generales, en falta a sus deberes, y los
invalida a todos como líderes militares, por lo que su autoridad debe ser
desconocida por sus subalternos y toda la sociedad. Ese grupo de generales,
preparados por algún coreógrafo como los que entrenan a las candidatas al Miss
Venezuela, y que levantaron sus manos izquierdas en perfecta sincronía teatral
varias veces, no representan a las Fuerzas Armadas Nacionales, y sus órdenes,
como las de Nicolás Maduro Moros, no pueden ser respetadas y, en consecuencia,
acatadas. ¡El país está harto de guacamayas y loros! ¡Ya basta!
Caracas, 19 de
febrero de 2015 Luis
Betancourt Oteyza
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