El Calabozo de la Libertad
Nicolás Maduro se encuentra al
borde del precipicio. Todas las encuestas, incluyendo las que hace el dueño de
Hinterlaces, muestran los altísimos niveles de descontento que hay en el país.
La crisis que enfrenta Maduro ha
hecho que, una vez más, regresen a Venezuela los rumores de un Golpe de Estado.
Esta semana fue divulgado un informe de la Agencia Stratfor, en el que se
afirma que hay serias posibilidades de una asonada militar en el país.
Stratfor dice en su informe que
“la espiral económica hacia abajo ha afectado directamente la capacidad de
gobernar de Maduro.
Persistentemente ha perdido apoyo de potenciales votantes y
tiene una tasa de aprobación de cerca del 20 por ciento. Con crecientes
desbalances financieros, y careciendo de la popularidad de Chávez entre el
público, Maduro no ha sido capaz de implementar medidas efectivas para
enfrentar a las diversas facciones que integran al PSUV, amenazando la
estabilidad del partido. En la medida en que el país se acerca a las elecciones
legislativas de diciembre —y en que las protestas de la oposición ganan momento
y la tasa de aprobación de Maduro se derrumba— la posibilidad de un golpe con
la participación de miembros del PSUV se hace más probable”.
El informe de Stratfor fue
replicado en varios medios de comunicación en todo el mundo. Stratfor está
considerada como una agencia de inteligencia muy seria, y sus informes son
utilizados por corporaciones mundiales para establecer sus prioridades de
inversión. Además, quienes vivimos en Venezuela sabemos que los rumores de
golpe tienen mucho rato en el ambiente, y que, ciertamente, hay algunos
sectores de la oposición, y también del oficialismo, a quienes no les desagrada
la idea de una salida color verde oliva.
Aunque en el gobierno de Maduro,
ningún vocero quiso hacer algún comentario sobre el informe de Stratfor, la
verdad es que en Miraflores hubo más de uno que soltó una sonrisa cuando leyó
la versión de un posible Golpe de Estado. Porque vamos a estar claros: nada la
caería mejor a Nicolás Maduro en este momento, que una asonada militar. La
crisis económica que afecta a Venezuela es de tal magnitud, que lo único que
puede salvar a Nicolás son dos cosas: 1) un milagro, que haga que los precios
del petróleo se disparen otra vez a 100 dólares (eso sólo es posible si estalla
una guerra) y 2) un golpe de estado que, al igual que a Chávez, en el año 2002
lo convierta en víctima y haga que la gente se olvide, aunque sea por unos
días, de sus propios problemas.
Maduro sería feliz si algún
sector del país, ya sea de la oposición, o del oficialismo, le regala su Abril.
En el año 2002, Chávez atravesaba una gravísima situación interna. Su
aprobación era escasa, y los problemas económicos y sociales de Venezuela eran
muy similares a los que afronta hoy día el ex chofer del Metro de Caracas. Pero
en lugar de capitalizar el descontento, y convertir el malestar social en
votos, las fuerzas opositoras prefirieron tomar el atajo del Golpe de Estado, y
con Pedro Carmona a la cabeza, se tomaron el poder. Lo que ocurrió después ya
es historia: la oposición no estaba preparada para ser gobierno, Carmona puso
la torta y Chávez regreso triunfante. El golpe de Abril de 2002 fortaleció a
Chávez, lo apuntaló en el poder, y acabó con la oposición.
Trece años después nos
encontramos en la misma encrucijada. Pero esta vez no está Chávez, sino Maduro.
La crisis por la que atravesamos es quizás, diez veces peor que la que había en
2002. Y como se sabe, Maduro no es Chávez. Quizá por esa razón, hay quienes
piensan que, esta vez, un Golpe de Estado si podría surtir efecto.
Pero ojo: el gobierno también
tiene su plan. Hay sectores en el gobierno que manejan la teoría del autogolpe.
Otros barajan la posibilidad de un atentado. Maduro necesita con urgencia: 1)
reagrupar fuerzas, 2) recuperar la confianza del chavismo y 3) fortalecer su
liderazgo, el cual, ciertamente, se ha ido a menos en los últimos meses. La
única forma de lograr esos 3 objetivos es con un golpe de estado o con un
atentado, del cual, por supuesto, logre salir con vida.
La oposición venezolana tiene que
demostrar que es mucho más inteligente que el gobierno. Todos queremos salir de
Maduro. Pero debemos tener mucho cuidado en la forma como se sale de él. Maduro
es como un enfermo que ha sido desahuciado. Es como un suicida, que se coloca
al borde del precipicio. Si Maduro se lanza él solo hacia el vacío, es un
suicidio. Pero si alguien de la oposición lo empuja, será un homicidio. La
diferencia, por cierto, no es solamente semántica.
En mi modesta opinión, Maduro ha
escogido el camino del suicidio (político). Al no tomar las medidas económicas
que se requieren y preferir correr la arruga, pidiendo limosna en el
extranjero, y entregándole el país a los chinos y a los rusos, con tal de
obtener prestado, él mismo está cavando su tumba.
Lo mejor que puede hacer la
oposición en los actuales momentos es 1) organizarse para la transición; 2)
capitalizar el descontento y transformarlo en votos; 3) Impedir que se aparezca
otro Carmona y 4) trabajar unida para ganar las elecciones parlamentarias.
Lo demás es pensar en pajaritos
preñados.
Por: Gustavo Azócar A.
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