Entonces, sin alharaca, has lo
que tienes que hacer, a pesar de tener miedo
La crisis que vivimos es causada
por este modelo de control que la historia ha probado siempre con pésimos
resultados.
Si buscamos literatura sobre el
tema, conseguiremos toneladas de excusas explicando porque no funcionaron esos
modelos primitivos. Encontraremos análisis sofisticados que intentan explicar
quienes fueron los culpables del fracaso. Lo que no vamos a conseguir es
información sobre un caso de éxito utilizando ese modelo. Algo que nos permita
entender cómo controlando y hostilizando mercados y empresas se puede construir
bienestar.
Y uno se pregunta: ¿no te das
cuenta que la ideología te ciega y te lleva a crear monstruos ficticios para
intentar justificar el fracaso de tu modelo?, ¿que ese fracaso no tiene nada
que ver con la implementación, sino que simplemente no funciona ni ha
funcionado jamás?
Dejemos de lado el discurso
populista, que puedo entender en términos de su objetivo para maquillar el
problema, reducir los costos políticos y desviar la atención. Hablemos aquí,
entre tú y yo.
Sabes que el gobierno avanzó en
la expropiación de importantes factores de producción en Venezuela y que es hoy
el principal actor en muchos sectores de la economía. Y ¿cuál ha sido el
resultado? Si te vas a la industria cementera, donde controlas el 100% de la
capacidad instalada, ¿te parece exitosa la experiencia caracterizada por caídas
de producción, desabastecimiento y distorsiones en la distribución, repleta de
historias de sobreprecios y corrupción que el mismo chavismo ha referido? O
prefieres hablar de Sidor, cuyo resultado concreto es que dejó de ser una
empresa privada productiva y rentable y ahora es un elefante público
ineficiente, con pérdidas y conflictos laborales que la paran con más
frecuencia que las cadenas nacionales.
Pero lo más interesante son los
resultados en el sector de alimentos, hoy repleto de empresas estatales.
Centrales azucareras con poquita azúcar, torrefactoras con problemas de café… y
lecheras con poca leche (por cierto importada).
Y ¿cuál ha sido la respuesta a la
crisis que eso causó? No ha sido corregir la raíz del problema, sino tapar las
distorsiones del control con más controles y atacar a las empresas privadas que
quedan, culpándolas de la crisis causada por la intervención.
¿Cómo se come el tema, por
ejemplo, de atacar a Empresas Polar, culpándola de la crisis de abastecimiento
de harina de maíz precocido, cuando es precisamente esa empresa la única que
aumentó su producción e inversiones en este periodo. Sabías que en nuestra
última encuesta nacional, el 78% de la gente dice que sólo consigue Harina Pan,
cuando esa empresa tiene apenas el 48% de la capacidad instalada en el país?
¿De quién es el problema si el gobierno tiene capacidad instalada en sus
empresas públicas para producir más de 40 mil toneladas de harina por mes, que
si las usara eficientemente abastecería la mitad de la demanda actual y hoy no
llega ni al 20%? ¿No te parece insólito que mientras eso está pasando, no sea a
esas empresas a quienes se supervisa y castiga, sino que le lanzan leones
hambrientos a quien hace un esfuerzo gigante de trabajar por encima de su
capacidad para entregar lo máximo que puede a los consumidores, que por cierto,
la respetan, quieren y reconocen su esfuerzo y valor?
¿No te luce que esta estrategia
podría explotar cuando el resultado final sea que los pocos privados que
producen aún, se cansen y terminen anexados al grupo desastroso de empresas
públicas que son causa fundamental de la crisis?
No me respondas. Sé que no
puedes. Pero estoy seguro que sabes que tengo razón. Entonces, sin alharaca,
haz lo que tienes que hacer, a pesar de tener miedo. Esa es, al final, la
definición de valentía.
Por: Luis Vicente León
@luisvicenteleon
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